sábado, 21 de abril de 2012



INTERVENCIÓN


Intervenir en la violencia escolar es un asunto complejo, pese a la enorme cantidad de investigación que se ha ido acumulando acerca de este fenómeno y la creciente alarma social que este despierta.
Para identificar a los niños en riesgo se debe prestar atención a los posibles signos del problema, sin olvidar que hay grupos de particular relevancia, como los niños sobresalientes desde el punto de vista académico y los nerd, los obesos, los portadores de discapacidades evidentes o diferencias físicas, como orejas grandes, nariz grande, pelo extraño, etc. y las minorías en todo sentido, en especial los homosexuales y las minorías étnicas. Hay mucha evidencia de que la obesidad y la homosexualidad son una causa muy frecuente de buylling y de que la intervención apropiada puede minimizar los efectos inmediatos y a largo plazo en agresores y víctimas.



La psicoeducación tiene como objetivo que la familia tome conciencia de que existe este problema y lo entienda; por lo tanto, se debe explicar las consecuencias que puede tener; se debe aconsejar a los padres que discutan el problema con el colegio; y se deben entregar estrategias para manejar las situaciones y dar respuestas adecuadas a la violencia.


El diagnóstico y tratamiento tanto de los agresores como de las víctimas, es muy importante y dentro de esto se debe considerar el riesgo de suicidio, que también se asocia a bullying.



Existen procedimientos concretos para establecer un clima social de convivencia:

1. La disciplina. Conjunto de estrategias que se establecen en el aula para el adecuado funcionamiento del grupo. Estas estrategias se apoyan fundamentalmente en fortalecer conductas adecuadas más que en castigar las inapropiadas, ya que los castigos, más que eliminar comportamientos, lo que hace habitualmente es ocultarlos. Debe ser un punto medio entre el autoritarismo y la total permisividad buscando siempre el análisis profundo de la situación, la reflexión, el diálogo… Y fomentando técnicas que habiliten a los alumnos para el autocontrol y la responsabilidad. Hay que buscar en todo caso que el alumno recapacite mostrándole la relación entre su comportamiento y las consecuencias que éste acarrea.

2. Las normas. Desempeñan un papel fundamental en la creación y consolidación de ambientes presididos por el buen clima de convivencia. Para hacer un buen uso de ellas es necesario: la mediación, que se basa en un método de resolución de conflictos en el que las partes enfrentadas recurren voluntariamente a alguna persona imparcial (mediador) para llegar a un acuerdo satisfactorio. Además habrá que recurrir al fomento de la competencia social, es decir, procesos cognitivos y afectivos que comportan conductas valoradas por la comunidad. Se trata de comportamientos hábiles que favorecen la adaptación, la percepción de autoeficacia, la aceptación de los demás y los refuerzos agradables, esto es, el bienestar psicosocial. La competencia social es uno de los caminos válidos para prevenir y resolver conflictos.